Experimentos de nutricion

13.04.2014 16:33
Diez años más tarde, el doctor Apfelbaum tuvo la idea de combinar ese ayuno añadiendo proteínas simples como en el metodo gabriel, una mezcla de claras de huevos duros y yogures, o unos sobres de proteínas fabricadas en laboratorio a partir de claras de huevo deshidratadas o caseína de leche. Esas proteínas contenían muy pocas calorías. Por seguridad, ese ayuno proteico no podía durar más de dos semanas usando el factor quema grasa segun la web  https://sites.google.com  y debía ir acompañado de una pausa de tres meses entre cada período de régimen. En aquellas condiciones drásticas se producía una pérdida de peso de entre cinco y siete kilos en quince días acompañada, sin embargo, de una fatiga muy importante. 
 
Al cabo de dos o tres años, el profesor y todos aquellos que, como yo, habían seguido con interés aquel método como el usado en supermusculo, estuvieron de acuerdo en que aunque aquel régimen convenía — y conviene— a algunas personas, es difícil. Además, constatamos que la mayoría de los pacientes lograban un adelgazamiento superior y de mejor mantenimiento al cabo de tres meses de un régimen alimentario clásico y de metodo gabriel que con esas dietas proteicas que apenas aportaban entre 200 y 250 calorías al día. Así, concluimos que sólo podíamos prescribir ese sistema bajo estricta vigilancia y durante períodos cortos. Eso fue hace ya tiempo. Desde entonces, reacondicionado y lanzado por la industria alimentaria, este régimen se ha convertido en una gran moda. Y no han faltado los excesos ni los problemas.
 
¿Ejemplos? A principios de los años noventa se vendía, casi a escondidas en los primeros tiempos, una botellita de agua con sabor dulzón que contenía dos o tres sustancias totalmente ineficaces. Se decía que bastaba con tomarse tres botellitas al día y no comer nada para obtener un resultado espectacular. El éxito fue fulminante, pero no era más que la reedición del ayuno hídrico de los años sesenta tras conocer el metodo gabriel. Unos laboratorios farmacéuticos de renombre fabricaron entonces unas cajas de productos líquidos o en sobres a base de proteínas, según ellos, con todo el rigor necesario... ¡aunque olvidaban adjuntar el modo de empleo y las contraindicaciones! Las advertencias se multiplicaron, dos o tres accidentes tuvieron lugar y, una vez el público informado del peligro y de los fracasos, el fenómeno se desintegró, pero ya había producido daños lamentables.
 
Seguramente la cosa habría quedado así, si no fuera porque algunas pequeñas empresas, alentadas por una prensa en busca de sensacionalismo, decidieron hacer perdurar el método por razones puramente comerciales del metodo gabriel o el factor quema grasa. Aún hoy hay representantes que recorren toda Francia para proponer y explicar el sistema a los médicos. ¡La guinda del pastel es que uno de los laboratorios más prósperos que existe da a los médicos unos talonarios que sólo tienen que sellar y así los pacientes reciben sus productos por correo por prescripción de un facultativo! Una mezcla de géneros muy curiosa, ¿no?
 
Como no se puede negar a nadie el derecho a no alimentarse, los poderes públicos se hallan desarmados frente a un fenómeno que, al igual que los precedentes, se autodestruirá. Sin embargo, la acumulación de las desilusiones abre aún más el camino a las estafas . Cuando se promociona una técnica de adelgazamiento como el factor quema grasa , los ingredientes siguen siendo los mismos: un poco de prensa, un poco de medicina y algunos ejemplos espectaculares como el metodo gabriel. El orden en el que se suceden y la cantidad varían según el producto, pero el objetivo principal es vender al máximo, al precio más elevado posible y en los plazos más breves.